A día de hoy puede parecer absurdo plantearse que generaciones futuras de robots y autómatas puedan un día rebasar la capacidades humanas o arrebatarnos incluso nuestros trabajos, nos parece más ciencia ficción o cuentos americanos más que chinos, cuando todos los días ves como falla tu PC o cuando vuelves a casa y tu robot aspiradora tiene un empacho de pelusas.
Para este artículo más que para cualquier otro se necesita apertura y sobre todo perspectiva. Si hay alguien que disponga de esas cualidades, ese es Ray Kurzweil como el padre y mentor de los términos referidos la singularidad, el transhumanismo y la inteligencia artificial; como el abuelo, podríamos nombrar a Friedrich Nietzsche. Si hubiera que destacar una habilidad de Ray por encima de cualquier otra es su capacidad de predicciones tecnológicas y en consecuencia su análisis filosófico de cómo estas van a afectar a la sociedad. No son casualidades, parte de un método en el que combina la Ley de Moore con su visión evolucionada. El resultado es que con un error de más o menos 2 ó 3 años acierta en todas sus predicciones. Lo podéis comprobar fácilmente leyendo su Wikipedia.
Dentro de la comunidad de especialistas en esta materia hay dos líneas críticas enfrentadas, por un lado Stephen Hawking, Elon Musk y Bill Gates expresan su profunda preocupación acerca de un desarrollo evolutivo de la Inteligencia Artificial que en un día no muy lejano pudiera desarrollar máquinas autónomas que sobrepasen las capacidades humanas y en consecuencia que puedan actuar en su contra. De hecho lo declaran como la mayor amenaza a la que se pueden enfrentar el mundo en este siglo. Por otro lado está el grupo de ejecutivos de Google formados por Eric Schmidt y Larry Page que muestran una visión mucho más optimista sobre el tema indicando que se va a tratar de un proceso evolutivo que marcará el hito del desarrollo futuro en las nuevas sociedades.
Entre todo este batiburrillo las previsiones apuntan a 2030 como el año en el que ya se dispondrá de interfaces de última generación que nos proporcionarán una fusión o simbiosis natural a lo que solemos llamar la ‘nube’, ya sea a través de diversos interfaces, nanorobots, lentillas, implantes o por telepatía como indica Mark Zuckerberg. La cuestión es que tu neocortex dispondrán de una conexión directa a internet, en el que el modus operandi ya no será buscar en una barra información o contenido o ver un video de Youtube adquiriendo conocimientos sobre el continúo aprendizaje, sino que toda esa nube de conocimiento la vas a tener interiorizada y accesible sólo con pensarlo sin ninguna acción adicional, es lo que en inglés llaman Hybrid Thinking.
Abierta la caja de pandora y a esta altura del artículo os surgirán miles de preguntas. Una vez me fusione con la nube, ¿tendré que sumar a mis habilidades o conocimientos con la nueva capacidad supernova? ¿Tendrán sentido mis valores o habilidades individuales si ya dispongo de todo el conocimiento posible? ¿Perderé mi identidad o mi personalidad como individuo? Y al contrario, ¿accederá la nube a todo mi conocimiento que no he compartido en la red? Y si ocurriera de manera exponencial sumando los conocimientos de todos los conectados, ¿se crearía una supernube de conocimiento? ¿Qué ocurriría con las religiones cuando el último eslabón del homo sapiens sapiens se desencadenara o se ampliara hacia un pensamiento híbrido? ¿Seguiría habiendo fé, o se basaría en conocimiento científico, humanista y determinista? ¿Aprenderé kung fu rápidamente, es decir, desarrollaré habilidades físicas? O cuando quede con mi amigos para jugar al trivial, ¿tendré todas las respuestas?
¿Qué ocurriría si este acceso no fuese generalizado y su adaptación sucediera de una manera progresiva y no exponencial?
Se podría dar el caso de:
- Humano sin acceso a las herramientas tecnológicas.
- Humano con acceso a herramientas tecnológicas básicas (paquete Office, redes sociales, internet básico, PC, portátil, smartphone y gafas holográficas).
- Humano híbrido con acceso VIP a la inteligencia ampliada en la nube.
- Máquina con inteligencia artificial autónoma creciendo a un nivel exponencial más que el humano híbrido.
Más allá del sentido del humor dentro de la comunidad científica y tecnológica, este sin duda es el tema que está encima de la mesa. Os recomiendo el libro de abajo en el que se explica detalladamente el funcionamiento del cerebro humano y las analogías con el funcionamiento y diseños que ya se están realizando con máquinas.