Cuando queremos más libertad perdemos la seguridad y cuando queremos más seguridad perdemos parte de nuestra libertad. De entre todos los dilemas humanos a lo largo de la civilización, qué duda cabe que este es el más difícil de resolver. Nunca se va a llegar a un equilibrio.
La privacidad tal y como la conocemos hoy en día no tiene más que 150 años de vida.
A raíz del concepto de propiedad privada, así como la popularización del correo ordinario, se cambió el pensamiento de una sociedad que hasta la fecha y en los dos siglos anteriores realizaban el sexo, la higiene y los demás quehaceres mundanos, en público y de manera comunal.
El concepto de vivienda individual y el simple hecho de disponer de una cama (considerado por aquel entonces como un lujo asiático) dispararon lo que hoy conocemos como privacidad.
Abajo os muestro la primera declaración de privacidad con fecha de 1890:
Entre esta declaración y un juguetito de Google llamado Locations han pasado 126 años. Os propongo un experimento que como mínimo os resultará escalofriante, simplemente clickear el siguiente enlace https://www.google.com/maps/timeline hacéis logging con vuestra cuenta de Gmail y accederéis a un panel muy parecido al de abajo (obviamente no es el mío):
Os daréis cuenta de los lugares por los que habéis pasado, los minutos que habéis parado para tomar un café, ojear un escaparate, asistir a un concierto o el trayecto de los viajes que habéis realizado en cualquier parte del mundo.
Incluso en mi experimento, detecté un patrón de desplazamiento en forma de triángulo, no círculos, fue curioso.
Pues SÍ, despierta, esto ya está registrado y no es porque te hayas dejado el GPS activado un día, éstos son tus datos por el simple hecho de llevar el móvil encendido, como posibles usos puedes pensar en el marketing de proximidad, en el que solo con pasar por un lugar te ofrecerán ofertas de todo tipo, al fin y al cabo un mundo de publicidad adaptada y personalizada en el que cada uno de tus pasos y dentro de tu mundo (contexto) se está midiendo con una precisión milimétrica.
No deja de ser un acto voluntario cuando te creas una cuenta en este tipo de servicios y dices que sí a todo sin leer la letra pequeña.
Empresas tecnológicas a las que entramos cada día como Facebook, Twitter, Linkedin o Google mercadean con tus datos de cara a un tercero, de momento con un fin publicitario y en el que tu usuario se traduce a un individuo con una edad, una nacionalidad y unos intereses. A largo plazo combinando el Big Data con machine learning y deep learning, seremos seres monitorizados completamente por máquinas, gracias a la huella digital diaria que dejamos en estas plataformas.
En junio de 2013 el caso Snowden mostró al mundo que el espionaje y la seguridad habían transcendido a una escala global sin precedentes. Ya no se trataba de un juego entre Churchill y Hitler, si no la sensación de desasosiego que te genera saber que todas las grandes potencias del mundo registran, graban y almacenan las comunicaciones de sus ciudadanos en pro a la defensa de nuestra seguridad y en detrimento de nuestra libertad como individuos humanos y sociales.
Incluso se demostró que Estados Unidos disponía no sólo de los datos de sus ciudadanos si no de los datos de los otros países y continentes a los que espiaba y lo más grave las intimidades y estrategias de sus líderes.
Siempre que hay un acto de terrorismo y dentro de ese periodo de shock se dispara el uso de este tipo de prácticas.
Considero que este tipo de práctica no sirven para aplacar el terrorismo, estamos matando moscas a cañonazos, para atrapar a un terrorista no puedes vender los datos de todos tus ciudadanos. Está más que demostrado que estas tácticas ni disuaden al terrorista ni tienen ningún tipo de aplicación predictiva para actuar con tiempo antes de que ocurra la desgracia.
Los datos son poder y usando estas excusas y recovecos solo se favorece el control del estado, el abuso, la manipulación y lamentablemente el mal uso de esta información, en el que cualquiera puede ser sospechoso generando desconfianza, miedo y tremendos malentendidos entre la relación del estado con su ciudadano.
No nos engañemos, en una segunda lectura el potencial que obtienes de esa información no es otro que la de obtener ventajas competitivas respecto a tus competidores, usando las malas artes se vulnera el derecho fundamental de la propiedad intelectual individual y colectiva como nación. Como Europeo y Español me niego de pleno a que los Estados Unidos jueguen con los datos de todos los ciudadanos, me niego a que mi país juegue con los míos.
Que ocurriría si esa acumulación descomunal de datos fueran hackqueados por ISIS o si un hacker experimentado abriera la puerta para el último virus informático que pudiera propagar con un clic a toda un población mundial y si a alguien se le ocurriera bloquear el sistema bancario o parara el suministro de oxígeno de un hospital o hiciera explotar una planta nuclear.
El simple hecho de acumular y concentrar toda esta información digital y ciudadana, ya es por naturaleza el mayor de los riesgos y peligros para la seguridad de todos. No solo renuncias a parte de tu libertad si no que usando este método estás autogenerando el mayor problema de seguridad de la historia.
Cuando sucede un atentado no deja de llamarnos la atención el video del señor de la máscara declarando la guerra a los terroristas y en cuestión de 4 horas aparece la imagen policial de la captura de los autores, ¿casualidad?
Serán cuatro las personas del mundo con esta capacidad, cuatro de los buenos y cuatro de los malos, ¿por qué no cierras aquí el círculo? En vez de monitorizar al planeta entero, ¿a esto se le llama servicios de inteligencia, los que velan por nuestra seguridad?
La solución pasa por no hacer negocio avivando los odios entre sociedades a través de la venta de armas, la solución pasa por un aprendizaje cultural, humano y social pensando como un colectivo global, Bauman ya nos está enseñando el camino y como bien explica, en los últimos años se están observando brotes en el que la idea de humanidad es una realidad plausible, en la que todos estamos en el mismo barco pero lo que nos falta es accionar los remos y motores para llegar a un buen puerto, en el que el único territorio es el global y compartido, aquí tendremos la solución, pensando desde una mentalidad global en vez de ir a una carrera armamentística el la protección del territorio, a futuro pensaremos en proteger y asegurar la seguridad del planeta como un territorio único.
Es habitual escuchar el típico comentario entre ciudadanos de “si yo no me entero, a mí me da lo mismo lo que hagan con datos”, pues reflexiona, el simple hecho de saberlo ya va a modificar o sesgar directa e indirectamente tu comportamiento y sin darte cuenta ya estás renunciando a parte de tu libertad, como persona que vive y se desarrolla en una sociedad libre y democrática.
Como bien decía Benjamin Franklin: “Aquellos que sacrifican libertad por seguridad no merecen tener ninguna de las dos”.
Pedro Trillo, Maverick en vizologi.
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