Solopreneurs en la conquista de la empresa del futuro.

Foto de Joan MM en Unsplash

Recibimos muchos nombres, la gran mayoría anglicismos adaptados, es un movimiento global y hasta cierto punto tiene sentido, nos llaman solopreneurs, solo founders, makers, startaperos, chanclas, nómadas digitales, indies, apaches, solo boss, o passport bro, que no tiene desperdicio, si tuviera que escoger una sin duda sería passport bro, pero me gusta mucho más mavərick, apodo con el que me bautizó un amigo mío, y ya me quedé con él.

Hace cinco años intenté explicar lo que somos, lo conté en el artículo de ¿Cómo crear una Sociedad Multinacional Unipersonal, SMU?, para mí, ese sería el nombre legal o técnico en España de estas microempresas, que se caracterizan por estar creadas por un emprendedor en solitario, somos pequeñas Sociedades Multinacionales Unipersonales, hombres y mujeres orquesta, normalmente trabajamos en global y recibimos ingresos de todo el mundo, repartimos costes en local (en nuestro país) e internacionalmente en otros países, y pagamos nuestros impuestos en el país, comunidad y municipio en el que vivimos.

A día de hoy, salimos en todos los informes de las big four, ¡por fin se han dado cuenta de que existimos! Y nos nombran en sus análisis como empresas solopreneur, las empresas del futuro, a rebufo de la profunda mutación en automatización que nos está trayendo la Inteligencia Artificial Generativa. Países de todo el mundo se dan tortas para que vayamos a trabajar a sus tierras, y Portugal es quien está ganando la partida, han entendido muy bien lo que necesitamos.

En esta jungla, prácticamente no hay reglas escritas, este fenómeno ha nacido del propio Internet cuando comenzamos a conectarnos, colaborar y crear redes entre nosotros, existe un sentido de respecto, admiración y camarería entre nosotros, pero en esta liguilla, tener un MBA, o ser PhD, no te va a ayudar a conseguir nada, todo lo contrario, te puede perjudicar, debido a la rigidez mental que te crea ese marco de trabajo.

Aquí las reglas se basan en explotar tu creatividad al máximo nivel, en entender y dominar a la perfección cómo funciona Internet, en ser autodidactas en todos los aspectos, cuanta importancia le damos a los títulos en la sociedad, y que poco valoramos a aquellos que aprendemos por nosotros mismos, que desarrollamos y aplicamos nuevo conocimiento sobre la marcha, motivados por el interés de aprender, no por clasificarnos o segmentarnos en el ranking de LinkedIn o para acceder a mejores condiciones salariales.

Este juego se basa en acción, en crear, lanzar, equivocarte, y levantarte una y otra vez, es un mix entre tu capacidad para aprender nuevas disciplinas, junto con tu personalidad y grado de resiliencia. No hay una fórmula mágica que te asegure el éxito, lo intentan muchos, pero continúan muy pocos, no es fácil sacar un proyecto tecnológico adelante desde la posición del solopreneur, con muy poquitos medios en todos los sentidos, no es apto para todos los públicos.

Somos una generación que ha aprendido de manera nativa a colaborar y confiar en cualquier persona del mundo en Internet para inventar un producto tecnológico desde cero y desarrollar ideas nuevas, creando nuevos nichos. Nuestra vocación es global, no trabajamos en local, y ocasionalmente en nacional, pero no son nuestros canales de adquisición naturales.

Como mucho algún cameo podemos hacer, pero no es nuestro objetivo, simplemente por conectar con tu entorno más cercano, pero nos preocupa y ocupa mucha más cómo entrar en el mercado de Singapur, que venderle a una empresa de nuestra ciudad que no va a entender bien lo que hacemos, o apuntar al Fortune 500 como nuestros clientes ideales.

Nuestro objetivo es el Fortune 5.000.000 (citando a Jason Fried), nosotros llegamos a pymes, microempresitas, emprendedores o individuales, que están desatendidos o ignorados, construimos alta tecnología para darle acceso a ellos, les respetamos y admiramos porque conocemos las dificultades para sacar sus negocios adelante; Somos mayoría, no os olvidéis, no dependemos de megacontratos unitarios con megamultinacionales, creamos resiliencia en nuestras microempresas vendiendo a públicos muy grandes y variados alrededor del mundo.

El tipo de micronegocios que montamos, no se basan en adquisición de deuda, sino en maximizar la propuesta de valor, nuestro karma es generar valor continuo desde una mínima inversión inicial para comenzar la microstartup, son proyectos que se autofinancian según va entrando el ingreso, bootstrapping se le llama a este concepto, somos hormiguitas que poco a poco construyen colmenas.

Nos jerarquizamos por méritos, no hay trampa, ni cartón, en este mundillo, no existen organigramas, ni jerarquías, nos respectamos entre nosotros por un sentido de admiración, por méritos al 100%, no existe la posibilidad de conozco a fulanito, que nos va a echar una mano, o mengano de tal empresa que nos va a conseguir un supercontrato con una multinacional.

Nuestras variables son diferentes, no entramos en esos circuitos clásicos; Ideamos, creamos productos, y los lanzamos a Internet, y pasamos del solo, al globo, no hay ayuda de terceros, ni cadena de intermediarios, solo estamos nosotros; Nuestra propuesta de valor, y al otro lado nuestros clientes.

Si gusta lo que construimos, seguimos adelante, si no gusta, salimos, y lo intentamos con otro nicho de micromercado verticalizado, un océano azul nuevo en el que podamos construir, no somos vendedores al uso, no sabemos vender al estilo tradicional, somos generadores de demanda, construimos comunidades, y efectos de red, dominamos Internet, para ponerlo de nuestra parte, para conectar y ofrecer nuestros productos a nuestros clientes.

Ni queremos cambiar el mundo (más allá de nuestro granito de arena), ni crear el próximo unicornio, ni llegar a 1 billón de valoración, ni salir en la lista forbes de emprendedores del año, esta dinámica de Silicon Valley, tampoco tiene nada que ver con nosotros. 

Se nos inculcó desde pequeños, la estrategia de competir por el estatus, la filosofía del solo puede quedar uno, pero no la compramos, nuestra filosofía es la de me van a hacer falta todos, tengo que colaborar con todos, para alcanzar mis objetivos, entendemos que el beneficio de la colaboración es mucho mayor al de la competición.

Creamos redes, no competimos como las generaciones que nos anteceden, nos hemos criado en Internet de manera nativa, y somos la primera generación de emprendedores que colabora a nivel global con diferentes personas para crear riqueza bajo un mismo propósito.

Nos inspiran, señores como Kevin Kelly, que nos enseñan, que no hay que tratar de ser el mejor, si no el único, que luchemos por ser únicos, no los mejores.

KK – Don’t aim to be the best. Aim to be the only.

Se nos vincula con movimientos como el minimalismo, pero nos basamos en la filosofía de los clásicos, no tenemos nada de modernos en ese aspecto, sabemos que los humanos somos la fusión de tres estados, lo que somos, lo que tenemos (nuestras pertenencias), y lo que aparentamos (el estatus social, postureo lo llaman ahora).

En esta comunidad global de solopreneurs, nos preocupamos mucho más por ser, que por tener o aparentar, que entedemos que es importante según en el circuito o el juego en el que te muevas; Joan Tubau, solopreneur que me despierta mucha admiración y respeto, lo resumió muy bien en este tweet, para nosotros la métrica sobre el lujo, no es la capacidad de compra, o el tamaño de tu cartera, sino tu libertad de movimientos:

Con estas bases muy sencillas, construimos y priorizamos un estilo de vida cimentada en unos valores muy sencillos, priorizamos nuestro tiempo en trabajar en algo que nos interese, que nos gusta y nos aporta valor, nos quitamos lo que no nos interesa, y priorizamos nuestras relaciones personales por encima de las laborables.

Sobre esta estructura, nos acompañan nuestros proyectos personales más que profesionales, a los que humanizamos de alguna manera, llamándoles hijos, no empresas, sé que no suena muy profesional, pero intentamos poner un poco de cariño en nuestro trabajo y nuestros clientes lo ven, y lo valoran.

A los solopreneurs nos cuesta mucho desprendernos de nuestros proyectos o venderlos, hemos creado un vínculo muy fuerte con ellos, porque no los consideramos trabajo al uso, sino una manera de vivir, e intentamos entablar un diálogo honesto entre la propuesta de valor y nuestros clientes que nos compran nuestros productos o servicios.

No sé si seremos el futuro de las empresas que vienen, o ya viene del pasado, y ahora estamos construyendo el presente, pero que duda cabe que si miras atrás para saber cómo se construían este tipo de empresas tecnológicas desde los 90 hasta el 2010, nosotros y nosotras quizá lo estemos reinventando.