Híbrido, sólido o líquido, el mercado laboral de IT está on fire.

Foto de Catrina Farrell en Unsplash

No nos engañemos, nunca fue fácil encontrar a perfiles senior en el mercado laboral tecnológico, desarrolladores, administradores, arquitectos, jefes de proyecto, jefes de producto, etc, somos poquitos, somos muy raros (especialmente los programadores), y resolvemos problemas muy difíciles.

Le demanda está por las nubes, y la oferta nunca fue tan baja, soy Ingeniero Técnico en Telecomunicaciones de la primera promoción de Sonido e Imagen que comenzó en la Universidad de Alicante en el curso 99-00, si no me falla la memoria, en su día comenzamos 110, el segundo año seguimos 60 como mucho, y la carrera la finalizamos no más de 40, y con cuenta gotas.

Al acabar nos convertimos en personas muy teóricas, cultas y preparadas con capacidad para resolver problemas muy difíciles, personas que habían superado asignaturas muy complejas, que no tenían aplicación directa en el mercado real, nos faltaba mucho recorrido aún para poder ofrecer valor dentro de una empresa.

La desalineación entre las necesidades de las empresas, con los temarios de las carreras es preocupante, y sigue ocurriendo 20 años después, en 2022, un informático o un teleco debe salir cómo mínimo con 1000 horas de experiencia en Javascript y Node.js, que se corresponde a 6 meses de experiencia con esos lenguajes de programación que reclama mayoritariamente el mercado, dentro de los 4 años que dura el grado.

Considerando el máster como una ampliación que te permita adquirir más conocimiento específico para entrar directamente a una empresa con un mínimo rodaje.

Según mi opinión, un ingeniero que acabe la carrera debe haber hecho como mínimo una página web, una webapp con base de datos e integraciones con microservicios, y una aplicación para móvil. Es lo básico para poder comenzar a trabajar en el entorno tecnológico de hoy, este patrón lo sigue cualquier producto tecnológico en cualquier empresa.

Si no, tras superar una carrera difícil de por si, te esperan otros 2 ó 3 años para poder adquirir un nivel mínimo con los lenguajes de referencia de programación en el mercado laboral actual, empezando prácticamente de cero. Esta situación es disfuncional, el ingeniero recibe de inicio salarios muy bajos, y el empleador no consigue productivizar al ingeniero en un plazo de tiempo razonable.

Mis años de universitario los pasé sin pena ni gloria, más o menos me iba sacando las asignaturas, el problema es que necesitaba más práctica, me parecía muy redundante toda la teórica, hasta que llegué al proyecto de fin de carrera, me ultramotivé al ver que tenía una libertad completa para crear y que iba a hacer algo que tenía aplicación directa en el mundo real, di rienda suelta a todo mi potencial, diseñé un sistema de «video streaming» para «VOD (Video on Demand)» y «live» sobre redes Gigabit Ethernet.

Era 2005 cuando presenté, y obtuve la mención a matricula de honor de la politécnica, algo inédito, nos quedamos todos sorprendidos, ésta se la acabó llevando otro proyecto de un robot muy parecido a la aspiradora roomba (mi relación con los robots empezó aquí).

En abril de ese año, sorprendentemente apareció el primer video bajo demanda de un desconocido llamado Youtube, se llamaba Me at the zoo, Twitch y el concepto de video en «live» para masas, no existía, y los móviles que llevábamos en el bolsillo tenían una pantalla verde con un juego que se llamaba snake.

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Llevamos años avisando, y el «crack» que está sucediendo hoy no es nada nuevo, la previsión de la demanda de perfiles tecnológicos se veía venir desde hace décadas, y muchos empleos se van a quedar sin cubrir por falta de perfiles tecnológicos, y el peor dato es que desde el año 2000 las matriculaciones en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) han bajado un 30%.

A los estudiantes españoles nuevos no les gustan las carreras tecnológicas, analizan el esfuerzo que deben realizar para acabar la carrera y concluyen que no les compensa, aunque sean profesiones con futuro y un índice de paro muy bajo.

Hasta aquí, os cuento lo que conocíamos, a partir de aquí hablamos sobre lo que ha ocurrido durante la pandemia y lo que está sucediendo la era post pandemia, sabéis igual que yo que en el mercado laboral hay dos factores que se han acelerado de manera exponencial, el primero es la tremenda aceleración tecnológica que ya estamos desplegando en prácticamente todos los sectores industriales, y la segunda ha sido la revolución del trabajo en remoto.

En Europa y en España en particular, hemos empezado a desplegar gran parte del capital de inversión de este cambio tecnológico, el kit digital y diversas propuestas gubernamentales van en esa dirección, hay mucho dinero circulando, pero a nadie se le ha ocurrido que detrás de esta inversión tremenda, no hay manos disponibles.

Los técnicos que tenemos que ejecutar, informáticos, telecos, matemáticos, físicos, técnicos de formación profesional, etc. Somos muy poquitos y estamos muy ocupados. No hay mano de obra para acometer semejante presupuesto de golpe. Y en la universidad siguen saliendo ingenieros con cuenta gotas.

Luego se está creando la tormenta perfecta donde colisionan las grandes compañías que se lanzan a la búsqueda del talento tecnológico, las  «start-ups» de nueva creación, las pymes en procesos de digitalización y los sectores tradicionales como la banca en plena transformación.

El resultado: Canibalismo. Estamos todos al acecho de ese desarrollador que quiera cambiar de posición, hay un follón tremendo entre empresas que se quitan los trabajadores, y más que sorprendente, comienza a ser preocupante. Los salarios están disparados, y lo que queda libre en el mercado es malo y caro.

A nivel global, en 2021, esta coyuntura se empezó a gestar en Estados Unidos, con el fenómeno llamado «The Great Reasignation» en la que se batieron récords de trabajadores que dejaron voluntariamente su puesto de trabajo.

The Great Resignation in numbers - How many Americans have left their job |  World Economic Forum

Este hito histórico e inédito, se produjo en prácticamente todos los sectores industriales, salvo excepciones como en logística debido al auge del «eCommerce».

Entre las causas se encuentra el estancamiento salarial vs el aumento del coste de vida, la libertad económica que produjeron los pagos de estímulo de COVID-19 en US, la insatisfacción laboral duradera en mitad de un parón que hizo repensar a más de uno si el trabajo que estaba haciendo tenía sentido y las preocupaciones de seguridad asociadas a la pandemia.

En España, debido a los problemas crónicos de desempleo, este fenómeno ha pasado prácticamente desapercibido, para un español dejar su trabajo, es un lujo asiático, nosotros estamos a otras cosas.

Pero en India se ha disparado el cambio de trabajo en puestos IT, aumentando los precios entre un 20%-30%, en China explotó el tang ping, en Australia están en la misma situación que en Estados Unidos, y en Bélgica, Francia, Reino Unido, Alemania y Países Bajos también se están batiendo récords de renuncias.

Luego esto va más allá de si implementamos un formato de oficina híbrido, o si me quedo el viernes teletrabajando o no, o si decoro con peceras el back office para que se produzca la magia de la creatividad en mi equipo, a nivel global y en especial en el mercado de IT, en nivel de deslocalización y trabajo en remoto es muy alto, ya lo era antes de la pandemia y se ha multiplicado considerablemente después de la misma.

Como buen «startapero«, os cuento mi experiencia, nosotros nacimos nativamente deslocalizados y en remoto, os diría que fue una estructura de empresa que quisimos implementar en un ejercicio de inspiración muy moderno, pero la realidad es que no había un duro para contratar a programadores españoles, si acaso había alguno libre.

Se tiró de ingenio y picaresca hasta el infinito para poder acometer un proyectazo de este tipo a unos costes irrisorios, y conseguir una mínima viabilidad en un tiempo prudencial.

Hace 4 años, ya había algunos pillos que estábamos creando estas estructuras empresariales, escribí sobre ello en el artículo de ¿Cómo crear una Sociedad Multinacional Unipersonal, SMU? A día de hoy la ventaja competitiva se ha desvanecido, no existe, tenemos un proceso abierto para encontrar un «Full Stack Developer», y ya no buscamos en Alicante, buscamos programadores en todo el globo terráqueo donde podamos encontrar unos precios por hora razonables y utilizando el inglés como herramienta de trabajo común.

Y lo que nos estamos encontrando es la misma jauría que en España, las grandes empresas tecnológicas norteamericanas están copando el mercado laboral global, y ya no me refiero a Google o Amazon o Facebook, un Intuit por ejemplo también contrata en remoto y en cualquier parte del mundo.

Son grandes empresas, son muchos y pagan muy bien, luego si van a pescar a donde antes íbamos los «startaperos» cada vez van quedando menos peces en el estanque, nos a va a tocar buscar al final en Kuala Lumpur debajo de una piedra para ver si conseguimos a un desarrollador.

Los argentinos son muy buenos, pero ya los han contratado los americanos, están en el mismo paralelogramo, luego ya tienen todo lo bueno y están ya entre los $2,500-$3,000 mensuales. Los indios están rondando ya esos precios, algo inédito en la época precovid, los ucranianos son muy buenos programadores, pero bastante tienen ya con la guerra, los estonios también pilotan, pero están ya en 35-45€ la hora.

Resumiendo, a nivel global, la inflación, la deslocalización y el trabajo en remoto está produciendo un aumento de los salarios en los países que antes eran más económicos y competitivos, luego la hora de «full stack developer» vale prácticamente lo mismo, en Buenos Aires, en Riga, en Ahmedabad, en Madrid o en Paris, todo se está igualando y al alza.

Y esto es imparable, no hay profesiones más deslocalizadas y remotas que los que nos dedicamos a desarrollar tecnología, la escasez es global, y local, y aquí ganará el que más pague. A futuro, va a ser muy habitual, haber nacido en España, vivir en Bali seis meses al año, teletrabajar para una empresa de Montreal, y veranear en las Islas Fiji, y en este escenario no existe un marco laboral «global», las reglas no están escritas todavía.

A las startups solo nos queda seducir con nuestro propósito, convencer con nuestra cultura empresarial, y retar con nuestro stack tecnológico innovador, pero en salarios nunca podremos competir con los grandes y si no tenemos buenos programadores, nunca llegaremos a ser ni medianos, ni grandes.